Foto: Juan Fernando Ospina
Coperas: mujeres que
se tambalean en la frontera que separa las mesas de los bares y las camas de
las residencias.
Durante la noche, sentados en el bar Hollywood, Juliana no ha dicho mi nombre. No me dice
Andrés, sino papi, y cada que me dice papi yo floto en los espacios misteriosos
de mi ser. Andrés es el nombre del esclavo que obedece las órdenes del mundo.
Papi es un cuento de mil y una noches.
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