
En el bachillerato están los peores profesores. En décimo grado tuvimos al Bruto, un tipo cachetón, con bigote y barriga, que enseñaba trigonometría. Se ganó el apodo porque, luego de atiborrar el tablero con un sartal de ecuaciones, sus respuestas no coincidían con las que suministraba el libro de texto. De modo que para localizar su error, se veía obligado a repasar el enjambre de números, mientras nosotros, sentados en los pupitres, aprovechábamos la pausa para reírnos mirando revistas de porno.
Para seguir leyendo: http://blog.revistacronopio.com/?p=439
2 comentarios:
Ah, parce, qué caja!!!
Este Andrés ha sido loco desde chiquito. Yo me acuerdo cuando le tocaba llevar al papá al PedroJusto.
... Pero el colegio Pedro Justo no es tan malo...
Publicar un comentario