“… pero ella es más verdad que el pan y la tierra…”
Hay
amores que nos nacen y otros que nos matan. Intensos y
contradictorios. Amores de una raza extraña. Violentos y tiernos a la
vez, como el mar: sereno y peligroso. Amores que arden
en llamas permanentes porque no tienen la seguridad de la permanencia.
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